Kerigma: Llamados a ser amados y amar
“Antes de formarte en el seno de tu madre, ya te conocía; antes de que tú nacieras, yo te consagré, y te destiné a ser profeta de las naciones” (Jeremías 1, 5)
La palabra Kerigma proviene del griego κήρυγμα que significa: anuncio, proclamación. Todos los hombres son llamados por Dios para ser amados y amar.
En el Antiguo Testamento se mencionan las diversas llamadas que hace Dios a los profetas para llevar su mensaje al pueblo judío. Así como Dios llamó a Jeremías, siendo aún un muchacho, para proclamar su mensaje de conversión al pueblo judío, de esta misma manera Dios sigue llamando a todos para anunciar la Buena Nueva, ya proclamada por su hijo Jesús. Dios principalmente pide que salgamos de nosotros mismos para llegar a todos los hombres que aún no le conocen o que se han alejado de Él.
Siendo una llamada requiere de una respuesta de amor al que es el Amor. El Kerigma es un diálogo entre Dios y tú, en donde Él te da a conocer el proyecto que tiene preparado para tu vida, siendo un Dios de amor, espera una respuesta que surja del amor y de la libertad que le ha dado a sus hijos. Dios nunca obligará a nadie a tomar un camino que no se desee pero teniendo la certeza de que Dios solo busca la felicidad del hombre podremos confiar plenamente en el plan que tiene preparado para cada uno de los seres humanos.
Dios ama sin ninguna condición, su amor no depende de la respuesta del hombre.
Es un amor fiel e incondicional, que permanece en cualquier circunstancia, más allá del propio comportamiento. Dios no está esperando a que el hombre haga algo mal para después reprochárselo, más bien espera con los brazos abiertos, como Jesús en la cruz, con las manos clavadas...espera y ama a cada uno.
Se debe tener una confianza plena en Dios, aunque se tengan muchas experiencias de vida en donde se encontró la decepcionado por diversos situaciones de amor como: una novia, un novio, los padres, los amigos, etc. No se puede comparar esas experiencias de amor con Dios ya que Él nunca decepcionará a ninguna de sus hijos; en cambio el amor del hombre si puede ser inmaduro al querer que Dios cumpla con caprichos o porque se piensa que no escucha la oración porque no se logró lo que se buscaba, etc. Su amor sobrepasa todo, hay que recuperar la confianza en Dios que ama y perdona; y además aprender a conocer que su amor no es solo un sentimiento sino también podemos encontrarlo en las personas que nos rodean y descubrirlo a Él, en el amor de los padres, de los amigos , compañeros y lo más necesitados es allí donde encontraremos mejor el amor de Dios.
¡Tu vida tiene sentido! ...el sentido existe en la propia vida de manera objetiva pero es necesario salir a encontrarlo, es decir que la vida tiene un significado y un valor en sí misma y este se funda en su origen, que es el amor. En Jesucristo encontramos el modelo de vida a seguir, porque Él no vino por los sanos sino por los enfermos, Él le dio un valor significativo a todos los que eran rechazados por la sociedad dando a conocer que todo hombre es digno de ser amado por lo que es y que toda vida tiene un significado. Pero es necesario descubrir, reconocer e identificar este significado que se va revelando al hombre de manera paulatina.
“La felicidad es un camino más que una meta”. Se experimenta la felicidad en la medida en que se descubre el significado de la existencia y en la medida en que se hace un esfuerzo por ponerlo en práctica, especialmente en las dificultades.
El sentido de la vida se puede perder cuando no hay capacidad para creer y confiar, cuando se vive en la impresión de que todo es un engaño. Entonces se busca solo fragmentos de una felicidad imposible. No se puede vivir sin saber para qué, para quién o hacia dónde se avanza. A veces estas preg untas se tornan difíciles de contestar pero es necesario responder a todas.
Debemos tener la capacidad de darle un significado a las cosas, aún en medio de las limitaciones. Hallar el sentido a la vida depende más de una actitud que de la realidad misma. Porque el sentido está allí, pero es necesario descubrirlo.
“Dios habla en el silencio de los corazones” (Santa Teresa de Ávila) y es en el silencio, en compañía de Dios, en donde se encuentra el sentido a la vida. Es un silencio interior en donde se dialoga sobre los deseos y preocupaciones con Aquel que amó primero. Las respuestas irán llegando poco a poco no perdamos la paciencia, que Dios siempre responde.
El Kerigma es un llamado de todos los días, Dios siempre llama para realizar algo nuevo pero siempre con el mismo fin que es: “ámense los unos a los otros, como yo los he amado” (Juan 13, 34).
Con información de Centro Vocacional